Compra el libro antes que la moneda (I)
Ave.
Dentro
del mundo de la numismática podemos encontrar cuatro tipos distintos de
personas: el académico, el coleccionista, el inversor y el comerciante.
Normalmente estas cuatro facetas no se sitúan en compartimentos estancos, sino
que hay distintos grados de asimilación, por ejemplo el
comerciante-coleccionista, el coleccionista-inversor, el
académico-coleccionista, etc.
En este
artículo me voy a centrar en los coleccionistas, que es donde yo me definiría,
entendiendo como tales aquellas personas que, con más o menos esfuerzo, y a
través de un período extenso de tiempo, acumulan un número de monedas por su
interés, importancia histórica, belleza, temática, o cualquier otro tipo de
consideración aparte de la simplemente material, pues entonces hablaríamos de
un inversor.
El
Diccionario de la Real Academia Española define colección en su primera
acepción como “conjunto ordenado de
cosas, por lo común de una misma clase y reunidas por su especial interés o
valor”, de donde sobresalen las palabras ordenado e interés/valor, y conjugando
ambas nos adentramos en el maravilloso mundo del estudio de la numismática, que
en mi experiencia ofrece altos grados de calidad y satisfacción incluso a nivel
de coleccionista.
Casi
todos hemos empezado a coleccionar monedas de curso legal de nuestro tiempo. Yo
recuerdo mis comienzos a finales de los años 80, cuando empecé a guardarme la
calderilla, los duros y pesetas de Juan Carlos I y los de Franco, que aún
estaban en circulación por aquel entonces. Pronto me picó esa curiosidad que
lleva dentro todo coleccionista, y empecé a hacer listas con las distintas
fechas de acuñaciones que tenía. Llegados a ese momento, acecha la pregunta: ¿Cuáles
me faltan? Y… ¿será difícil
conseguirlos? Todos nos hemos enfrentado a estas preguntas, en la mayoría de
los casos sin saber muy bien cómo ni dónde obtener información.
La
respuesta la suele proporcionar algún amigo coleccionista más experto que ya
pasó en su día por la misma fase de incertidumbre, o asociaciones de
numismática, preguntando a comerciantes de tu ciudad, y desde hace un par de
décadas por el ubicuo internet, representado principalmente por los foros y
páginas web. Todas estas interacciones del coleccionista son imprescindibles,
primero para crear una red de contactos en la que apoyarte en tu afición, y
segundo para ir adquiriendo lo que llamo “sabiduría callejera”, el saber dónde,
cómo y a quién acudir, además del incremento de tus conocimientos a medida que
interactúas con gente más experta.
© sheelamohan (Freedigitalphotos.net)
Pronto
no será suficiente hacerse con los diferentes catálogos, sino que el deseo de
estudiar las monedas hará que nos adentremos en los estudios monográficos como
parte del proceso de aprendizaje y profundización.
© Stuart Miles (Freedigitalphotos.net)
Para
seguir incrementando los conocimientos y tenerlos disponibles en todo momento,
tenemos la bibliografía numismática. El mundo anglosajón tiene una frase muy acertada: “Buy the book before you buy the coin”, es decir, compra el libro
antes que la moneda, lo que viene a indicar que para acertar en la compra, y
para pasar de mero acumulador/inversor a coleccionista has de informarte e
instruirte primero, y luego comprar. Esto a veces es más fácil decirlo que
hacerlo, ya que la literatura numismática comprende libros, revistas, estudios
académicos, catálogos, y cualquier otro documento, de índole escrita o digital,
que se adentre de manera general o específica en el estudio de monedas,
medallas, papel moneda, etc.
En cualquier
ámbito de la numismática la bibliografía existente es extensísima, desde que a
partir de la Ilustración se empezara a trabajar de una manera sistemática en la
ordenación del conjunto de monedas de toda índole desde el principio de las
acuñaciones hace más de 2500 años.
© Raimundo Benzal Martínez
Como
anticipo a las siguientes entregas, y apoyando lo anterior, en la foto podéis
observar una reproducción de una sala de estudio en el s.XVIII, en este caso
recreada en una vitrina del Museo Británico de Londres, en su sala de la
Ilustración.
En ella
puede verse una de las bandejas del monetario del rey Jorge III conteniendo
varios áureos acuñados durante el Imperio Romano, junto con uno de los
volúmenes del “Doctrina Numorum Veterum” de Eckhel, considerado el padre de la
numismática moderna, publicado en 1792 en Viena, trabajo fundamental sobre el
que aposentan todos los estudios modernos de numismática. Clain-Stefanelli
comenta en su obra “Numismatics”: Con él
empezó una nueva era en el estudio de numismática antigua: el método científico
entró en el campo de la investigación complementando el enfoque más amateur que
predominaba hasta entonces. Por primera vez en la historia, los elementos
básicos de la numismática griega y romana – metales, sistemas ponderales,
organización de las cecas, significado de los tipos, relación de las monedas
con la historia del arte – se discuten en profundidad.
Este
nivel es al que puede y debe aspirar todo coleccionista, quizá no en un
contenido tan amplio como hizo Eckhel, sino limitado a nuestras preferencias o
a las monedas presentes en nuestras colecciones. La bibliografía numismática,
especialmente la antigua, se ha convertido en un factor de coleccionismo en sí,
celebrándose subastas periódicas con obras clave y estudios monográficos ¡que
llegan a alcanzar valores superiores a las monedas de las que hablan!
Para
facilitar la labor de los coleccionistas interesados, en esta serie pretendo
centrarme en las referencias más importantes en cuanto a numismática romana,
comentadas según su utilidad.
Bene valeas.
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